Entre pasillos me conocen como Aldus. En la calle me llamás Aldo y no creo darme vuelta. Soy diseñador gráfico (UBA) recibido en el triásico; especializado en diseño «de y con» tipografía, pero sé que mi fuerte está anclado en la docencia. Me formé con la pasión pedagógica, profesional y humana que supo compartir Rubén Fontana, en su cátedra que tenía en la FADU, allá y hace bocha. De allí en más, comencé un derrotero en el que yo también hoy me veo compartiendo a otros colegas las experiencias trabajosamente acumuladas. Ya son más de 20 años que la magia pedagógica me tomo por rehén. Hasta hace unos meses formé parte de la Maestría en Diseño Tipográfico que se imparte en la UBA. La actuación en docencia la disuelvo con horas y horas frente al monitor diseñando de fuentes tipográficas, aunque lo que me da de comer lo aporta el estudio de diseño (y/de) comunicación que tenemos con mi socia/esposa.
¿Tenés algún referente?
Acabo de nombrar al primero de ellos. Argentino, y bien contemporáneo. No hace falta mucho más.
Aunque confieso que tengo una enormidad de admiración por Alejandro Lo Celso, un teórico profundo, y a la vez, un comunicador campechano, franco, sin estridencias («Loche», como lo conocemos, además es otro bien nuestro). Los hay regionales, pero nombrar a unos y no a todos sería un despropósito.
De los del viejo mundo, los de bien allá, francamente son tantos que no sirve mucho listarlos: unos admirados por la belleza en cada forma que dibujan, otros por la inteligente ingeniería que aplican en sus fuentes.
Finalmente, de los clásicos, los atemporales, no puedo dejar de alistar a dos grandes pensadores de nuestra época, Emil Ruder y Adrian Frutiger, dos de esos que no son negociables.
¿Cuánto hace que laburás con tipografía?
Mi primer intento de diseño tipográfico data de 2001. Tiempo en que se nacía LetrasLatinas, hoy devenida en TiposLatinos. En aquel momento no se otorgaban premios, sin embargo mi proyecto tipográfico obtuvo la primera mención entre 70 trabajos presentados. Todo un dislate para esta rara·avis tan novicia.
Desde entonces nunca dejé de ejercitarme en esto de aprender diseñando.
¿Qué redes usas para difundir tu trabajo?
Instagram, Facebook.
5 cosas que la tipografía representa para vos.
Algún gran maestre dijo algo como (no textual pero…): La tipografía representa es el estado de madurez de una sociedad. Esa es toda una gran primera definición; escritura primero, tipografía luego, son hechos culturales de fuste, generadores de vínculos comunicacionales y testigos de un modo de asentar conocimiento, que en los últimos decenios está siendo condimentado con un valor estético.
De esto último, se desprende entonces el gran aspecto de la tipografía: su valor dual. La tipografía esencialmente utilizada como vaso conductor de la textualidad; nació para leerse y ese sigue siendo su gran mérito utilitario para el 99.9% de la humanidad que sabe decodificar escrituras. Luego hay otro pequeño porcentaje (¿ya hicieron cálculos?) que podemos, ¿sabemos? otorgarle un valor estético, ponderando la forma, el dibujo, no sólo de la letra sino de los textos. Prestame oreja: incluso si los astros llegan a alinearse, ese arte visual, de vez en cuando, marida exquisitamente con la(s) función(es) que deba cumplir determinado texto. Momentos de redondo éxtasis.
¿Qué técnicas y herramientas usas?
Mirada. Percepción (mirada analítica). Lectura ad hoc (mucha, ¡nunca es poco!). El boceto manual para mí es algo más natural cuando el trabajo requiere de la mano del lettering, pero no tanto para cuando se trata de diseño de fuentes, que, para cuando logro tener una imagen mental de una forma, directamente la practico en la compu.
Si de herramientas digitales hablamos: Illustrator, Fontlab.
Bocadillo para el Vermouth: Si alguno conoce y gusta del CorelDraw, soy un gran defensor del motor de dibujo de curvas que posee esa aplicación. Digo, no se sientan bullying(ueados) por aquellos que no lo conocen, nunca lo usaron y que hablan porque todavía no cobran por proferir frases bucales.
¿Cuál es tu familia tipográfica favorita?
Debería inferir que el objetivo de esta pregunta es retórica, es decir, estaría siendo de utilidad para el lector final (estudiante, mal llamado alumno [aquel sin luz]), respondo, entonces, con esta conjetura inicial.
Creo que mucho del enamoramiento inicial con una fuente tipográfica, indefectiblemente entra por los ojos, de la manera más metafórica que la frase acepte. De modo que uno se siente «flechado» por algún eros tipográfico (ese querubín alado extrabold que con un arco te tira dingbats direccionales) y que al toque sentís unas ganas indescriptibles de probar el funcionamiento de la enamorada.
Aunque, el paso que le sigue es el que debería tener mayor peso en la decisión: Luego de un primer momento de embelezamiento, ya con mayor frialdad, vueltos en sí, con los iris que a esta altura ya deberían haber dejado de tener forma de corazones, y un flujo sanguíneo que debería estar volviendo a acomodarse… recién ahí es que tenemos la seria responsabilidad de analizar cómo escribe dicha tipo.
¿Posee todos los caracteres necesarios para editar un texto? ¿Tiene bien trabajada su prosa (la métrica de fábrica)? ¿Qué cólor, qué densidad de mancha genera en la hoja/pantalla? ¿Cómo imprimen las mayúsculas respecto de las minúsculas? ¿No será que escribe con el síndrome de mayúsculas Baskerville?
Deberíamos tener siempre en consideración que algunos muy buenos dibujos de letras han sido redondamente dilapidados por no tener buena ingeniería en las métricas (espaciados horizontales y verticales).
En esto, tengo miríadas de fuentes bonitas que se ven bien bonitas pero sólo eso, luego una gran cantidad de fuentes bellas a las que hay que ayudarlas a escribir bien, y finalmente, sólo algunas pocas tipos bellas que escriben excelentemente.
Algunas palabras para los chicos de nivel 1 que recién empiezan.
Los profes de nivel 1 solemos valernos de muchas máximas, verdades axiomáticas que traemos aprendidas y muchas muchas veces repetidas sin mayor análisis. Cuídense de las máximas, no de los profes, a ellos quiéranlos que están allí impulsados por una vocación que va más allá del entendimiento.
¿Qué les dirías a los chicos de nivel 2?
En nivel 2… Se entrecruzan varios ejes de cotidianeidad dificultosa. Por un lado, todos, inexorablemente todos nos creemos Gardel. [En algunas otras casas académicas esto se entiende como nivel 4, pero se trata del mismo fraile con otras zandalias.] Creemos que ya nos las sabemos todas, sobre todo hacia el final de la cursada, así que, el abordaje en este período se vive con unas ínfulas extrañamente engrupidas. Al aspecto anterior se suma la cota de competitividad interna que cohexiste entre los estudiantes. Consciente (o no) de ello, esta arista resulta, a la postre, realmente estresante para formarse.
Un último detalle que se fusiona a todo lo anterior (y esto sólo lo descubrí al haberme alejado un tantito de ese ecosistema) digo, descubrí que en la FADU existe un nivel de comunicación, profe-estudiante, innecesariamente hostil, mordaz e inconducentemente sarcástico; que ha sabido ganar terreno, cual invasión musulmana, en cada aula de modalidad proyectual. La que quieras imaginar. Arista tan presente que creo que tristemente se ha convertido en una identidad de la relación pedagógica de FADU.
Luego de este diagnóstico que naides me pidió, les diría a los alumnos que estén atentos a este entrecruzamiento, que si bien es parte del folklore propio de esta querida casa, es un cóctel bien jodido que podría hacerles bajar los brazos si no se tiene la suficiente solidez emocional para incorporarlo (hacerlo cuepo).
¿Qué te imaginás haciendo dentro de 10 años?
Diseñando fuentes desde la Patagonia. ¿¡No estaría nada mal, no!?
¿Considerás que tenés un estilo propio/personal? Si es así, ¿cómo lo desarrollaste?
Creo que estoy por descubrirlo. Por ahora trabajo atento en ello, pero no lo tengo como faro.