Carbone Tipografia

Visibilidad y legibilidad del mensaje

POR ALEJANDRA CARBONE

¿En qué momento la letra además de ser vehículo neutro del contenido de un texto comienza a funcionar como apelación visual? Para ensayar una respuesta posible vamos a centramos en una pieza gráfica paradigmática: el afiche. Sabemos que el afiche tipográfico moderno nació con la revolución industrial y se desarrolló a partir de la osadía de quienes empezaron a concebir letras con rasgos exagerados y cada vez de mayor tamaño.

Tabla de contenidos

La letra expresiva

Así llama Robert Massin a los signos alfabéticos que transmiten sentido no sólo a través de la lectura y también a través de su forma. Son aquellas que abandonan las reglas de composición tipográfica en pos de reforzar significados. En la tradición del libro la tipografía había respondido a la aspiración de ser uniforme y transparente, y por lo tanto, asegurar la máxima legibilidad. «La letra es el vehículo para la comunicación impresa. Ahogada en las palabras, arrastradas por el flujo de la lectura en las páginas, tocada por la mirada de lectores ansiosos y ávidos, su misión esencial es ser notada lo menos posible. Perceptible, pero permanecer invisible, muda, pero con proyección mental del discurso, la letra no tiene más grosor en el papel que el de la tinta.» (Massin, 1970).

Pero sabemos que la letra puede ser mucho más que un vehículo neutro del contenido de un texto y puede obrar como apelación visual. «La liberación de la letra, deseada por Marinetti o por los poetas concretos, comienza en los inicios de su infancia y ya aparece en pergaminos medievales.» (Massin, 1970).

Veamos un poco de historia

Massin habla de una pulsión de expresividad en las letras desde el comienzo de la escritura misma pero nosotros nos vamos a enfocar en un período bisagra que se inicia con la revolución industrial.

La ruptura iniciada por Didot y Bodoni (ver Neoclásicas, racionales, didonas…y más) contribuyó a desencadenar una verdadera eclosión de la tipografía display del siglo XIX. Nacieron nuevos especímenes que rechazaban las normas clásicas a favor de la novedad. Sin duda las innovaciones tecnológicas iban a favorecer la proliferación de esas nuevas fuentes. Por ejemplo, la introducción en 1834 del pantógrafo combinado con el enrutador revolucionó la fabricación de tipos en madera y metal. “Los cambios de escala que habilitaba el pantógrafo permitieron una comprensión del alfabeto como un sistema flexible, susceptible a variaciones temáticas absolutamente separadas de su origen caligráfico”. (J. Abbott Miller & Ellen Lupton). En los afiches, así como en los anuncios y carteles del siglo XIX, iban a proliferar mutaciones tipográficas–condensadas, expandidas, con contornos, outline, sombreadas, extruidas, facetadas, decoradas, perspectivadas e inclinadas,– que señalan una diversificación del rol comunicativo de lo textual.

Más tarde, iba a sumarse otra tecnología que, utilizada por artistas para fines publicitarios, abriría el campo a la exploración de nuevas formas alfabéticas no ya tipográficas sino dibujadas. Se trata de la litografía que no solo traería la posibilidad del color al afiche, sino una nueva libertad formal en la letra. En el siglo XIX ya no son exclusivamente los tipógrafos profesionales quienes «hacen letras»; ahora hay una legión de artistas gráficos creando nuevas formas -letras más gruesas, más finas, más imponentes, más anchas, más contrastadas, más decoradas, con sombras… Estos nuevos diseños ya no están condicionados por el rigor técnico del grabado de punzones; se imprimen por litografía, una técnica que permite plantear signos de modo libre usando pinceles o lápices. Con la Litografía, el texto es dibujado a mano, abriendo todas las posibilidades de concebir nuevas formas, muchas veces diseñadas a medida, para un afiche específico. Además, esta técnica es usada extensivamente para realizar toda clase de impresos: carteles, empaques, etiquetas, mapas, periódicos, etc.

«Fue el auge de la publicidad comercial que (…) dio a luz a este florecimiento de signos que aún cuelgan a los balcones de Londres o París sus letras de madera dorada. Grandville se imaginó: en el museo del Louvre, una exposición donde, junto a pinturas vivas (anticipación del pop art) había letras, mientras que, anteriormente, Paul Valéry no desdeñó inscribir el graffiti más grande del mundo en el frontón del Palacio de Chaillot». (Massin, 1970).

Visibilidad y legibilidad

Podemos considerar que el afiche es un mensaje bi-media en tanto reúne texto e imagen y es el resultado de una propuesta visual para transmitir una información concentrada, de modo instantáneo y con la máxima eficacia. En las palabras de Joan Costa: “con la mayor expresividad, impacto e inteligibilidad, con el menor número de elementos y en el mínimo tiempo de contacto con el receptor.

Un afiche tipográfico es aquél que lleva esa economía de recursos al máximo: el texto también se desempeña como imagen. Es decir, debe ser visible y debe ser legible. Decíamos que su historia nació con la llamada Revolución Industrial, tiempos en los que una nueva forma de leer se estaba proyectando y esa nueva forma tenía en cuenta la imagen del signo como representación. Es el momento en que el texto deja de actuar (o por lo menos, podemos decir que no intentaba actuar) como transparente vehículo del contenido -como se venía desempeñando en la tradición del libro-, sino que destaca silencios, vacilaciones, preguntas, sensaciones y apelaciones. En suma, aúna expresión e información.

Carbone Tipografia
Franchesco Panez
Carbone Tipografia
Sebastián Gómez
Carbone Tipografia
Julieta Sánchez
Carbone Tipografia
Roberta Berthein
Carbone Tipografia
Pilar Barravechia
Carbone Tipografia
Joaquín Garcia

Letra dibujada

Los ejemplos mostrados pertenecen a trabajos de estudiantes y en cada uno de ellos se propone realizar una síntesis entre el gesto expresivo personal y los conocimientos previos desarrollados durante el curso acerca de escritura y de tipografía. También es un objetivo re-leer y valorizar algunas prácticas sociales relegadas por ser consideradas populares o marginales al saber oficial de la tipografía.

Carbone Tipografia
Oscar Becerra
Carbone Tipografia
Luis Echenique
Carbone Tipografia
Walter Saucedo
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Micaela Screpnek
Carbone Tipografia
Franco Caballero
Carbone Tipografia
Dulce Antonuccio

¿Pero qué es letra dibujada?

La técnica la llamamos “letra dibujada” porque intentamos que tenga un sentido muy abarcativo intentando desarmar ciertos estilismos del llamado lettering o al menos de lo que localmente conocemos como ese concepto.

Se trata de textos que comunican a través de la forma visual y a través del código alfabetico e incluyen los más diversos estilos. Implican un conocimiento previo de las formas alfabéticas, por eso los estudiantes abordan este proyecto luego de haberse introducido y comprentido la letra trazada y la letra tipográfica. En esta experiencia, el estudiante trabaja compositivamente con formas textuales que no son tipográficas (standarizadas) ni escriturales (trazadas). Son formas dibujadas en el sentido en que Gerrit Noordzij define a la rotulación. Es decir, son formas compuestas, más adaptables que las trazadas y admiten trazos de retoque. Los estudiantes comienzan dibujando signos desde la técnica “drawn letters”.

Más tarde, puede incorporar otras vertientes provenientes de la letra ilustrada, de la gráfica urbana y publicitaria, del filete porteño, del lettering, del graffitti, del pop art.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Abbott Miller, J, Lupton, E. et al. (1992) Printed letters : the natural history of typography. Jersey, EU: Jersey City Museum.

Last, Jay T. (2005) The Color Explosion: Nineteenth Century American Lithography. Santa Ana, EU: Hillcrest Press.

Massin, R. (1970) La lettre et l’image. In: Communication et langages, n°6, 1970. pp. 42-53. www.persee.fr/doc/colan_0336-1500_1970_num_6_1_3800

Moles, Abraham & Costa, J. (1999) Publicidad y Diseño, Buenos Aires, Argentina: Ediciones Infinito.

The Modern Poster. The Museum of Modern Art. 1988